Las verdaderas causas de las listas de espera: Precarización de la salud pública y acumulación en la salud privada

Sin duda uno de los problemas de salud más sentidos y comentados por la población es la realidad de más de 2 millones de personas que engrosan la lista de espera en el sistema de salud público chileno. Según lo informado por el MINSAL en la glosa 06 en julio de 2022, alrededor de 300.000 personas se encontraban en espera de una cirugía y en torno a 1.800.000 de una atención de especialista, de los cuales 67.417 corresponden a una atención cubierta por el sistema de Garantías Explícitas en Salud (GES). 

Esta cifra récord alcanzada tras la pandemia implica que 1 de cada 10 personas en Chile se encuentra en espera de atención en salud, lo cual no es un simple número para las estadísticas e informes. Son personas que deben esperar años por una atención que demora y demora, mientras su problema se agrava. Son adultos mayores, trabajadores, mujeres, jóvenes y niños que acumulan incertidumbre, estrés, angustia y frustración en lo personal y familiar.

Los prolongados tiempos de espera agravan la condición de salud de muchos, afectan su posibilidad de empleo y de realizar actividades cotidianas, comienzan a presentar discapacidad, deben consultar en los servicios de urgencia por la agudización de sus enfermedades o incluso mueren esperando por aquella consulta que nunca llega, como lamentablemente le ocurrió a 20 mil personas el año 2021.

Para evitar los problemas derivados de la espera, para las familias trabajadoras de nuestro país, sólo queda la opción de recurrir  a prestadores privados para acceder a atención oportuna, obligándolas a incurrir en gastos que, evidentemente, están fuera del alcance de su bolsillo, teniendo que recurrir a bingos y rifas para pagar su atención. La misma precariedad de la salud pública termina dejando a las familias populares a merced del sistema privado de salud y sus abusivos cobros, lo cual ubica a Chile dentro de los países de la OCDE con mayor gasto de bolsillo en salud. 

Este desembolso de los hogares para pagar salud privada se complementa con el desvío de fondos públicos de Fonasa a las clínicas y centros médicos por la compra de bonos para la atención en “Modalidad Libre Elección”, Pago Asociado a Diagnóstico, bono AUGE y otros traspasos por prestaciones, los que llegaron a representar un 10% del gasto de Fonasa en 2020. 

Esta realidad brutal detrás de las cifras ha sido comentario de muchas notas de prensa, promesas de campaña y paneles de expertos, sin embargo, ninguna salida se ha dado a la población que se atiende por FONASA, que teme no encontrar atención oportuna si enferma y no cuenta con los medios para acudir a una clínica o consulta particular.

Mientras el problema se acrecienta cada vez más, lo que es aprovechado oportunistamente por los centros privados de salud que se enriquecen a costa de la enfermedad de la población, el empobrecimiento de las familias y los subsidios del Estado, ninguno de los gobiernos ha podido ponerle un atajo.

Ahora bien, si el problema de las listas de espera en salud es de tal gravedad y urgencia para miles de familias, y ha sido parte de las promesas de campaña de prácticamente todos los candidatos presidenciales durante décadas, entonces ¿por qué no se resuelve? La verdad es que ningún gobierno, incluyendo el actual gobierno progresista de Boric, ha tomado medidas que enfrenten las verdaderas causas de este mal, sino sólo medidas superficiales, que se revisten como “novedosas” y “relevantes”, pero que apenas rozan tangencialmente el problema, mientras procuran mantener blindadas las verdaderas causas que lo provocan. Las cifras son claras y categóricas al respecto: el resultado de medidas tales como la eliminación administrativa de pacientes de las listas (como ocurrió durante el mandato de Piñera),  la incorporación de nuevas patologías al GES, o la ejecución de campañas en algunos servicios, han sido todas medidas insuficientes, testimoniales y anecdóticas, frente al constante aumento de las listas y tiempos de espera.

Concentración de las horas médicas de especialistas por el sistema privado: la causa deliberadamente oculta de las listas de espera.

La espera por atención en diversos servicios ocurre cuando la demanda supera la oferta. Para el caso de salud, existe una mayor cantidad de horas de atención y cirugías requeridas por la población que las que el sistema público en sus diversas instituciones y hospitales puede otorgar. Esta conclusión ha estado presente en informes de asesores y universidades, siempre atribuida a una escasez absoluta de médicos especialistas en el país, los cuales ascienden a 1,5 por cada 1000 habitantes, uno de los más bajos de la OCDE. 

Sin embargo, ninguno problematiza que este déficit sólo afecta al sistema público de salud y que su raíz se encuentra en la captura de la oferta de horas médicas de especialistas por parte del sector privado, lo que disminuye la disponibilidad de horas médicas en los hospitales y centros de referencia del Estado, cuya cobertura debe abarcar el 80% de la población nacional.

Ejemplos de esta captura de especialistas es que el tiempo de espera promedio que tiene una persona para recibir atención por una especialidad en el sistema privado es de 7 días versus el tiempo promedio de 478 días en el sistema público para patología no GES. Así como también al analizar la distribución de atenciones médicas ambulatorias según prestador en el año 2020, se informa que tan solo un 48% se realizaron en el sistema público que debe atender al 80% de la población.

En el fondo, el problema principal no está en las “Listas de espera” ni la “escasez de médicos especialistas”. El problema es que las “listas de espera” se concentran sólo en el sistema público de salud, por lo que las largas y eternas esperas por atención médica sólo afectan a los sectores populares, mientras los médicos especialistas se concentran en el sistema privado, generando una distribución extremadamente injusta, desigual y contradictoria, al concentrar los recursos en salud para provecho exclusivo de una minoría rica. Así, mientras a unos pocos el sistema les garantiza una atención privilegiada y exclusiva, a la mayoría los condena a una espera fatal. Mientras una minoría rica goza de atención oportuna y médicos privados, la mayoría trabajadora y empobrecida sobrevive en la angustia de la espera y privada de médicos.

Es por ello que afirmamos que si se naturaliza la existencia de la salud privada en un sistema mixto de prestadores, jamás tendrá atajo la escasez relativa de horas médicas en el sistema público, pues para asegurar a una minoría una atención expedita en clínicas y centros médicos se debe condenar a la mayoría del pueblo al desamparo de la espera.  

Ninguna de las propuestas de formación de especialistas para abordar la escasez y las brechas a nivel regional y nacional que se han implementado, contempla la planificación estatal según las necesidades del país por medio de la generación de una capacidad formadora propia del Estado. Solo reproducen y mantienen un rol de asignador de recursos para comprar cupos de programas de especialidad a las universidades.

Precariedad, fragmentación y, descoordinación en el sistema público de salud

Y si bien los médicos especialistas son determinantes para resolver la demanda, también es necesaria infraestructura (camas y pabellones) y recursos (insumos, equipamientos y tecnologías) para el diagnóstico y tratamiento en los hospitales y policlínicos. Muchos de los cuales se encuentran en un estado de precariedad,  lo que se traduce en una piedra de tope para resolver toda la complejidad de los problemas de salud de la población que espera, lo que acrecienta la compra de prestaciones particulares.

La demanda de atención en salud es creciente. Esto se explica en parte por el perfil poblacional más envejecido y con mayor carga de enfermedad, dadas sus condiciones precarias de vida que determinan socialmente su nivel de salud. Así como también el foco curativo y deficiencias en la prevención y promoción que tiene el sistema, ya que no es prioridad el tener una población sana, puesto que precisamente el negocio de las clínicas y centros médicos privados es la enfermedad.

Esta demanda tiene un primer filtro en la Atención Primaria de Salud, la cual no cuenta con los recursos suficientes para proveer mejores diagnósticos y tratamientos, por lo que o deriva usuarios al nivel secundario o al sector privado, por su falta de capacidad resolutiva por falencias en su infraestructura, equipamiento, tecnologías y capacitación de equipos.

La atención en salud se clasifica y prioriza según patologías y no evalúa a la persona integralmente con sus riesgos y comorbilidades para determinar quién necesita con mayor premura una atención de especialidad. Esta diferencia se evidencia en la discriminación que se realiza en los servicios según la patología que origina la derivación sea GES o No GES, aplazando a quienes no están dentro de la población beneficiaria de algun problema de salud incluído en el sistema de garantías.

A las problemáticas de origen de las listas de espera, se suma la fragmentación y descoordinación de la red, como también la deficiente gestión de la información y organización del trabajo, lo cual genera pérdida de horas médicas y cancelación de cirugías y procedimientos, evitando que la demanda y la oferta de atención se encuentren adecuadamente. Esto ocurre por la misma precariedad de un sistema que debe dar respuesta a la gran mayoría de la población más enferma del país y porque la gestión de la atención está centrada en los médicos y no en las personas usuarias del sistema.

Sin disimulos el gobierno del Frente Amplio continúa la complicidad con el sistema privado, donde este sale favorecido a costa de la precarización de lo público, al anunciar que se implementará un Plan de Resolución de Listas de Espera con aumento de productividad en hospitales e integración de prestadores privados, el cual se propone resolver un 25% de la lista de espera este año, pero sin atacar las causas que las ocasionan.

Hoy como organización de profesionales ConVocación, salimos a denunciar esta realidad que afecta al pueblo a diario y a nosotros como trabajadores y trabajadoras de la salud, cuando tenemos que poner la cara y decirle a la persona que “debe seguir esperando a que lo llamen” o que “vea la opción de atenderse particular para ir avanzando”.

Confrontamos con esta denuncia a los empresarios de la salud y al gobierno, pero también a aquellos médicos especialistas, que conociendo perfectamente la dramática situación de la atención en hospitales y centros de salud pública en general, priorizan su labor en el sector privado y contribuyen a que el problema se profundice, resguardando su “libre ejercicio” de la profesión por sobre las necesidades y sufrimiento de la población. 

En la organización de profesionales ConVocación, estamos convencidos que mientras exista la salud privada, la salud pública seguirá precarizada y como parte de este análisis realizaremos este jueves 27 de octubre el taller de conocimiento crítico en salud ¿Cuáles son las reales causas de las listas de espera? a las 19:00 hrs en el aula magna de la facultad de medicina de la sede sur de la Universidad de Chile en el metro El Llano para generar saberes y herramientas técnicas para una salud oportuna y digna para todas y todos.