A 30 días de que el pueblo trabajador y secundarios rebeldes alzaran su voz y se tomaran las calles protestando por justicia y dignidad, las fuerzas políticas acomodadas de derecha, centro y reformistas, que han gobernado y perfeccionado por más de 40 años el neoliberalismo en Chile, comienzan a vislumbrar el peligro de un pueblo consciente y organizado para estabilidad de sus negocios y la acumulación de riqueza.
Hoy la historia y la farsa de los acuerdos se repite. Frente a un pueblo que ha recuperado protagonismo y denuncia las contradicciones del modelo económico neoliberal nuevamente las fuerzas políticas de todo el espectro -tradicionales y emergentes- han cuajado un acuerdo de plebiscito para mantener la “democracia y sus instituciones”. Buscan retomar “su paz” y centrar el debate en el mecanismo jurídico del cambio constitucional más que en el contenido económico y político que direccione una transformación del modelo, cayendo con ello en el peligro de que, dos comas de más o de menos en la constitución, se mantengan intactos los intereses de la clase empresarial y con ello intacto este sistema de explotación, abusos e injusticias.Mientras la clase dominante tenga el poder económico y político, la cosa será siempre así: ellos rayan la cancha, arbitran y nosotros jugamos bajo sus reglas y si vamos ganando se llevan la pelota. Llevamos años de políticas sociales que bajo las palabras ‘democracia’, ‘consultas participativas’ nos han hecho creer que somos parte de la construcción de nuestra vida, poblaciones, escuelas, salud, etc., pero solo ganan los mismos de siempre, acumulan y acumulan negociando la dignidad del pueblo. Lo que se ha cuestionado estos días no es un simple mecanismo, se ha cuestionado un sistema económico y político. Quienes han participado de este acuerdo han contribuido a crear un nuevo pacto con la clase dominante, acomodándose y transando la dignidad del pueblo. En este ‘acuerdo por la paz’ las demandas populares y las ansias de cambios estructurales nuevamente quedan atrás, pero no habrá paz sin justicia e igualdad.
Frente a este escenario, como Profesionales ConVocación creemos que la esperanza está en llevar esta revuelta y crisis de la dominación de los poderosos a un cambio de periodo en el que el pueblo sea efectivamente el protagonista que cuestione y refunde tanto las bases económicas del modelo como el lugar donde reside el poder. Es fundamental fortalecer al movimiento popular, con la organización y lucha desde cada territorio y sector para transformar este modelo. No soltaremos las calles, seguimos construyendo el poder del pueblo.
Hemos aprendido de nuestra historia reciente, sabemos que no habrá Plebiscito por una Nueva Constitución ni Asamblea Constituyente que represente los intereses de Nuestra Gente sin una Revolución que le entregue al Pueblo el poder. ¡No entreguemos el protagonismo del pueblo al molino de la institucionalidad neoliberal! Los cambios que nos darán la dignidad los levantará el poder popular.